lunes, 6 de enero de 2014

Caída del gobierno

Lleno está el planeta Argentina de nabos. Seres ciegos, sordos y obedientes que se empeñan en ser parlantes para las ideas que se establecen como discurso único en algún local partidario o cualquier oficina de las corporaciones. Y esta necedad militante lleva siempre a justificar hechos nefastos si es que el que los cometió lleva puesta la camiseta del mismo club del que juzga.
Una necedad que encubre a otra. Creer que un gobierno no puede permitirse presentar fisuras porque eso implicaría su fin absoluto es propio de un necio.
Si los gobiernos fracasaran no bien se les indilgara una medida reprobable por la mayoría o por algún grupo de poder, o que contradijera lo que había prometido antes de ser electo, ningún gobierno quedaría en pie.
Hagamos la prueba. Sería injusto evaluar al gobierno de Alfonsín sólo hablando de la ley de punto final; o al de Perón (cualquiera de los tres) a la luz del orden fascista que le impuso a los sindicatos; o al de Castro por defender la dependencia a la URSS; o al de Me(n)em por haber eliminado la colimba.
Los gobiernos son procesos complejos, históricos; y toda medida debe ser juzgada en relación al conjunto, a la dirección en la que avanza cada modelo. Y esto es así para bien y para mal, porque cuando una medida desentona con el modelo se nota mucho y es difícil de maquillar (el nombramiento de Milani o la amistad con los gordos/garcas de la CGT son ejemplos de esto en el gobierno nacional).
Una medida equivocada no implica el fin de un gobierno. Plantearlo así es ser necio, querer  manipular la opinión pública o perseguir intereses destituyentes. Una medida en sí misma no mueve la aguja. Muchos de los que hoy cuestionan al Estado por no intervenir en contra de las empresas de electricidad eran los que exigían no hace mucho que se las privatizara y que se las dejara "en libertad". El tema central no son las medidas sino los modelos. La batalla silenciosa se da por los caminos, por la dirección tomada. También, claro está, dentro de cada modelo hay cosas a corregir y traidores o mercaderes a expulsar. Tapar esto puede llevar a desvirtuar el camino y atentar desde adentro. Podriamos decir que la camiseta se debe lavar cada vez que se mancha, pero nunca se cambia...bueno algunos sí, pero esos no cuentan.
DON CHICHO

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