viernes, 9 de septiembre de 2011

Argentinos invisibles

Hoy quiero iluminar uno de los tantos invisibles que andan por ahí, por nuestra sociedad, por nuestra patria, y que nos esforzamos en no ver. Para ello me voy a servir de un simpático artículo publicado en La Nación el 29 de agosto pasado (sí, ya lo sé, si no existiera este diario divino y el otro, más pequeñin, tendríamos que salir a laburar con Don Cosme…).
La nota comienza así:
La reforma del Código Contravencional porteño, una presencia más activa del Estado en las calles, regulación de algunas actividades informales y agilización de los procesos para castigar a los infractores. Esas son algunas de las propuestas que funcionarios, legisladores y representantes de asociaciones vecinales aportaron a La Nacion en la conclusión de la serie de notas que este diario ha publicado para exhibir el estado de ilegalidad que, en numerosas zonas y por distintos motivos, domina el espacio público.
Hasta ahí, todo bien. El que joda algo público, o cualquier cosa que sea de todos, para beneficio propio, debe ser castigado, sea el espacio, el patrimonio, los derechos, o lo que sea. Pero la nota sigue y se despacha con esto:
La ocupación ilegal o informal de la calle se revela de distintas formas: con la venta ilegal ambulante y con el avance irregular de locales habilitados; con el crecimiento de los asentamientos producto de la marginalidad social y con los que lucran con el estacionamiento; a todo eso se suma el flagelo cotidiano de los piquetes que colapsan el tránsito y crispan tanto a automovilistas como a peatones.
La Biblia y el calefón. Parece ser que en la calle, es lo mismo un grupo de personas ejerciendo un derecho constitucional, por sufrir, seguramente, una carencia injusta; que un carrito de panchos. Es lo mismo porque los dos joden el tránsito, porque los dos molestan. Y para los que sospechan que este escrito es producto de mi exageración, los muchachos de La Nación me ayudan con una interesante lista que ratifica con creses lo que acabo de decir:
SEIS PROBLEMAS Y SIETE PROPUESTAS
1. COMIDA EN LA VEREDA. De los 6250 puestos que existen sólo 40 están oficialmente habilitados
2. VENTA AMBULANTE. Mueve por día entre 2 y 7 millones de pesos en la ciudad
3. PIQUETES. Hay, en promedio, cuatro cortes diarios; la justicia porteña no pena los cortes
4. VILLAS. Cada día se afincan en los asentamientos 15 personas más
5. PARKING. Hay varias zonas en las que se han instalado valet parking que funcionan sin permisos
6. MESAS Y SILLAS. Por día se hacen dos multas por ocupaciones indebidas.

Esta hermosa imagen no crispa a nadie, parece.
“Colapsan el tránsito y crispan tanto a automovilistas como a peatones”. Esto es claro. Ellos no son automovilistas. Ellos no son peatones. Ellos no son. Es muy habitual que en los noticieros se informe sobre los piquetes o manifestaciones (porque eso son lo que son, ciertos medios no tienen los huevos de criticar abiertamente una manifestación política, y se esconden en el término “piquete”), como obstáculos en el tránsito y nada se diga de cuáles son los reclamos, ni siquiera de quiénes se trata. Hay parte de la población que es invisible para la gloriosa opinión pública. ¿Qué es lo que nos da miedo? ¿Cómo es que permitimos que esta cosificación campee por los medios y por las bocas de muchos de nosotros sin que nos explote el bocho? ¿Por qué una silla invadiendo una vereda de un bar por una coima a un inspector nos recuerda a una pastiserie parisina y una marcha que ocupe parte de una calle nos ofusca? Sí, ya sé que me voy a la mierda, pero no mucho, ¿no?
Ayer Boudou dijo en un acto en La Matanza: “Estamos inaugurando el ciclo del amor al prójimo”, mientras entregaba escrituras de viviendas en nombre de la Nación (la nuestra, la de todos, no el periódico). Me ilusiona que se refiera a esto de lo que hoy hablo. Empezar a ver a todos los que somos, porque si son invisibles no están, no existen, y así es muy difícil empezar a hacer algo para solucionar sus problemas.
Sí, ya sé, con que sean visibles no alcanza, pero, paciencia…Paciencia.
DON CHICHO

Pd: Antes de que salten sobre el pie derecho como un travieso saltimbanqui les digo que, obviamente, no es lo ideal que miles de personas, diariamente corten las calles. Lo que pido es bajar a la tierra, ubicarnos en este tiempo y en esta coyuntura nacional; ver los problemas en su contexto y no desde el frasco de mayonesa.
Puta, esto de aclarar no se me da muy bien. El tema es que hay tantos susceptibles… 



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