¡Cristina Presidente!

Ganó Cristina. Nuevamente los argentinos decidimos que queremos que sea nuestra presidente. ¿Qué más decir que no hayamos dicho ya? Luego de la tremenda elección que había hecho en las primarias, el FpV mejoró la elección y obtuvo más del 53% de los votos. La gente, el pueblo, los argentinos, reafirman con la dirección de sus votos el rumbo que quieren que siga el país. Y lo hacen con seguridad, con ganas y orgullo; y llenan la plaza para festejar; y tocan bocina en las calles como si fuéramos campeones. Ese es el sentimiento. No se puede ocultar. Los miles que llenaron la plaza y varias de sus calles vecinas se autoconvocaron, decidieron pasar a saludar, contentos, a ella, que había ganado, y eso los hacía felices porque sabían que ellos también habían ganado. Se los veía sonrientes, esperanzados, con expectativas, y estos siempre son buenos indicadores para un pueblo, porque lo hacen protagonista. Cristina dijo algo que no debe pasarse por alto: “El pueblo no debe dejar que le cambien el rumbo”. Porque la propia Cristina sabe que este triunfo no es de Cristina, ni del FpV, es de la gente que elige un proyecto y es consecuente con su elección. Claro que Cristina es una de los líderes políticos más importantes de la historia argentina, tampoco le saquemos méritos, che, que los tiene y muchos. Lo que digo es que Cristina parece encarnar los deseos colectivos de la mayoría del pueblo argentino y la quieren por eso, y salen a la calle a manifestarse y a festejar, usándola a ella como estandarte. Y ella se prodiga por ellos, porque ya lo dijo, sin ustedes no puedo, porque la construcción social es siempre colectiva; porque de otra forma, los jefes políticos son meros jefes políticos, y nunca líderes.

Hacía mucho que no existía un movimiento en la calle. Habían actos, sí, y manifestaciones, pero movimientos sociales que tomaran la calle no. Y no se trata de los indignados, no, sino de todo lo contrario; los que toman la calle lo hacen porque la sienten propia, porque saben que se trata de ellos, y de sus hijos y de sus vecinos, y saben que ellos son protagonistas, actores principales del movimiento, quizás como nunca antes en la historia y saben que de ellos depende, como dijo Cristina; y además, si están felices, pues a festejar.

Cristina ya ganó. Ahora depende de nosotros.

DON CHICHO