Hace una década vivíamos una de las más profundas depresiones de la historia Argentina.
Si hacemos memoria (sano ejercicio que debería hacer la ciudadanía) tuvimos depósitos incautados y topes en la extracción del dinero. Eso por un lado, por el otro pauperización extrema de la clase baja y un 54 % de indigencia producto de una gran desindustrializacion.
¿Cómo estábamos como sociedad? Devastados agujereados por donde se nos mirara.
Había una frase que marcaba el termómetro del momento “que se vayan todos”, como descreimiento de las instituciones en general.
Por suerte hoy, una década después existe un proyecto de inclusión y predistribución y la gente quiere acercarse a la política y no verla como una mala palabra.
Puede ser que existan los mismos egoísmos pero el plafón en el que se planta hace que a veces quede evidenciada la situación que antes parecía una pillería. Pequeños grandes cambios ideológicos que como siempre digo son los que cambios que solidifican la identidad de un país. Esperemos caminos superadores porque esto recién comienza conciudadanos. Para eso es nuestro humilde aporte diario. He dicho.
Don Cosme.
Don Cosme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario