martes, 21 de enero de 2014

Macri y la Escuela Pública

Desde hace tiempo, se pueden ver en muchos medios programas que tocan el tema “lo mal que está la escuela pública”, y de cómo la gente, en masa, se pasa a la privada. En estos días, en el canal Metro, del cable, se repite a cada rato un programa en el que el ex ministro macrista Narodowski nos cuenta la mierda que es la escuela pública, sí de esa que él fue ministro. En fin… Se me dio por pensar, buscando alguna causa a esta obsesión en relación a instalar la idea de que la escuela pública es casi un aguantadero del que debemos alejar a nuestros pibes, que el ataque tenía que ver con desprestigiar lo público en general y que tomaban a la escuela porque es algo universal en la sociedad. ¿Y sabe qué? Mucha razón tengo, modestamente se lo digo. Este sábado pasado, desde su columna en el diario más vendido, el señor Ricardo Roa bajo el título “El progresismo de demoler la escuela pública”, enarbola una serie de pensamientos ideológicos notablemente útiles para describir la cuestión. La idea general es que el Estado, tan progresista que se dice, no hace más que desprestigiar la escuela pública y está produciendo por sus malas acciones un éxodo masivo a la escuela privada. Y utiliza para sostener el artículo los casos de la representación en un acto escolar en Santa Fe de cuestiones de la agenda política nacional (compra de dólares, por ejemplo), y de las huelgas docentes de la Provincia de Buenos Aires. Es curioso que Roa afirme que la decisión de un docente de una escuela de un pueblo de Santa Fe, y una medida de fuerza de un gremio, sean acciones del gobierno nacional. ¿No sabe Roa acaso que los gremios, y la SUTEBA sobretodo, son instituciones autónomas? ¿No sabe Roa acaso que el estado no suele imponer contenidos a los docentes en el día a día del aula, cosa que sí se hace en muchos colegios privados? Seguramente sí lo sepa. La cuestión es armar un paquete en el que todo lo que huela a estatal, pobre, progre, izquierdista, público, sindical, etc, sea visto como negativo. Roa afirma militantemente que la escuela publica es un desastre y que la privada (de la que queda claro que es buena) recibe a las masas exiliadas con abrazos y besos. Y lo hace sin decir nada de la escuela pública. Reitero, sin decir nada de la escuela pública. No dice que los programas son los mismos, que los docentes son los mismos, o que los más calificados trabajan en la pública por conveniencia de sueldos y condiciones. Tampoco dice nada de que lo que demuele la escuela pública son las desinversiones furiosas de algunos gobiernos, el vaciamiento que implican planes educativos que favorecen a las escuelas privadas, curiosamente. Porque los argumentos que elige para sostener su nota son, en cierto modo, extranjeros de la escuela pública. El contenido del libreto del tan famoso acto en Santa Fe, puede ser tan pedorro como el de una escuela bilingüe que representara una realidad de estética Disney, o desde una división de clases pero vista desde los códigos de los sectores más acomodados. Esto pasa, y también podría ser tratado de adoctrinamiento ideológico, como hace Roa. Esto, creo yo, no alcanza para hablar de escuela pública. Tampoco lo que dice de los gremios, a los que acusa de cerrar las puertas de las escuelas al hacer paros. Dice Roa: “Los gremialistas promocionan la educación privada. Si los privados quisieran aumentar la fuga de alumnos de las estatales, deberían contratar a más sindicalistas como Baradel (Suteba)”.  Roa, además de criminalizar la acción gremial (esto lo dejaremos para otro análisis), arma la nota sobre una idea muy usada para dar por obvio que la educación pública no es conveniente: hacen muchos paros, les roban días de clases a los chicosEsto es ideología pura. Esto se trata de separar las aguas, de querer un país partido en dos, de un lado los ricos reales y los “culturalmente ricos”, aquellos que restringirán hasta lo que comen para darles una buena (privada) educación a sus hijos; y del otro lado los desposeidos, los pobres que ni siquiera pueden detenerse a pensar lo que propone Roa. Esta ideología propone que lo público no sea para todos, sino para los más pobres, para esos. Propone un Estado que de caridad a los que no pueden competir en la vida con la gente como uno.
El de la educación es un tema amplio y complejo. Se deben hacer constantes debates sobre la educación que queremos, y se deben tener en cuenta todos los actores sociales, y se debe hablar claramente de política, pues es vital en el rumbo de la educación de una Nación, pero este es otro tema.. O no, porque cuando jode tanto que cuestiones políticas entren a las escuelas, seguramente se estará defendiendo una escuela blanca y objetiva, que es la que, sin duda, busca reproducir contenidos y responde de forma rotundamente política a intereses ideológicos de sectores dominantes.
DON CHICHO

Pd: Esto lo escribí hace casi un año. Lo repito ahora para entender la lógica de preparar el terreno que tienen estas cuestiones. Mucho tiene que ver este desprestigio de la educación pública con las medidas de Macri en educación, en limitar las plazas a 17000 chicos. reitero: Mucho.

domingo, 19 de enero de 2014

Campanella añora otro país.

Supuestamente esto lo escribió Juan José Campanella. Palabras muy interesantes. Léanlo y después seguimos.

Una sensación de impotencia, de frustración y abatimiento nos noqueó.
Ya parece no quedar nada del orgullo de ser argentino. Y no es la economía.
Ni siquiera el caso Ciccone.
Ni de los hermanos Schoklender.
No se trata de Moreno y su avasallamiento tercermundista.
Ni de Ley de Medios.
El problema no es el tren de Once y los 52 hermanos que murieron... lamentablemente.
Ni tampoco el uso de las reservas.
No se trata del paro de los maestros, ni de las mentiras del Indec ni de la pesificacion.
El problema es otro.
Estamos perdiendo en silencio a nuestra Argentina.
La metamorfosis es brutal.
El país que tenemos hoy no es el que imaginamos, y el país de mañana será mucho peor de lo que imaginamos.
No hay respeto.
No hay educación.
No hay diálogo.
La búsqueda de la excelencia se abandonó por completo.
Nos acostumbramos al atropello del poder político, al patoterismo.
Al corto plazo sin una visión de país que nos ilusione. Que nos enamore.
Que queremos?
Volver a sentir orgullo de ser argentinos
Viajar seguros
Ver un desarrollo cultural sostenido
Transitar por las calles sin piquetes
Escuchar a un presidente conectado con el mundo
A decidir qué comprar.
Qué libros leer.
Respetar al maestro.
Los delincuentes presos.
Estadistas conduciendo al país.
Economistas manejando la economía .
Calma y paz.
No al odio y la crispación.
Los tres poderes funcionando.
Comprar dólares. O no.
Recibir cosas del mundo y poder enviar cosas al mundo.
Si querés lo mismo, circulá este mail.
En paz.
Argentina . te quiero !!!
Y no quiero perderte.

Juan José Campanella


Lindas palabras, sentidas. 
El talentoso director nos propone un texto fuertemente cargado ideológicamente, y muy claro.
Veamos.

Claramente nos dice que a ellos (él se pone como representante de un grupo) no les importan los casos de corrupción como la estafa de Schoklender, ni los casos de descuido fatal de lo público (caso Once). Esto no les importa. Ellos sólo quieren restaurar un viejo orden. Una Argentina que les gustaba y los ponía orgullosos. Ellos se aterrorizan ante la metamorfosis brutal que vive nuestro país...un cambio brutal que no les gusta. Este es el tema central. Quieren volver para atrás. Quieren un presidente conectado al mundo, abierto al mundo, para poder recibir cosas del mundo, recibir sin aduanas, por línea directa, sin tasas, de igual a igual. Ellos odian la pesificación, quieren dólares. Añoran sentirse ciudadanos de New York, porque para ellos es más cercana la quinta avenida que la Crovara Avenida en Lomas del Mirador.Ellos quieren desarrollo, no el tercermundismo de Moreno que es un horror. Ellos no quieren que se usen las reservas para cuestiones que hacen al bien común, no, ellos quieren que brillen en los pasillos del Banco Central, para que no sé quién vea lo grosos que somos. Ellos no quieren la ley de Medios, ¿para qué? si ellos pueden hacer cine, tele y radio sin problemas...¡Ahora cualquiera labura en los medios, cualquiera opina, viejo! Y los enoja tanto esta metamorfosis política que se les nubla la vista y hasta ven cosas que no parecen existir. Ven un país sin desarrollo cultural sostenido, ven un país en el que no se puede decidir qué comprar o qué leer. ¡Parecemos Cuba, qué horror, o EEUU, con su férreo control de importación, Dios nos libre! Y a los gobernantes también los ven medios difusos. Quieren tener líderes que se vinculen carnalmente, no que impongan agenda o pisen fuerte con opinión nacional y regional, porque lo que les importa a ellos es tener los platos franceses para el fin de semana. Líderes que nos permitan disfrutar de los bellos espejitos de colores. En ese sentido creo que usa mal la palabra estadista, creo que quiso decir que ellos quieren técnicos conduciendo al país. Gente que ejecute manuales impresos en Chicago.

A ellos este país no los enamora. Y yo opino, para entenderlo a Juan José, que nadie puede enamorarse de alguien a quien no conoce. porque la mayor metamorfosis se da en la Argentina que ni él ni la burguesía porteña conoce. Ellos sólo ven la parte del menos en el reparto, no ven el proceso total. O no les interesa, que esa es otra opción. A ellos no les interesa que se robe corruptamente, ya lo dicen, porque a ellos nunca les va a faltar nada. A ellos lo que les jode es que se desluzca la fiesta, dejar de ser parisinos.
DON CHICHO

lunes, 6 de enero de 2014

Caída del gobierno

Lleno está el planeta Argentina de nabos. Seres ciegos, sordos y obedientes que se empeñan en ser parlantes para las ideas que se establecen como discurso único en algún local partidario o cualquier oficina de las corporaciones. Y esta necedad militante lleva siempre a justificar hechos nefastos si es que el que los cometió lleva puesta la camiseta del mismo club del que juzga.
Una necedad que encubre a otra. Creer que un gobierno no puede permitirse presentar fisuras porque eso implicaría su fin absoluto es propio de un necio.
Si los gobiernos fracasaran no bien se les indilgara una medida reprobable por la mayoría o por algún grupo de poder, o que contradijera lo que había prometido antes de ser electo, ningún gobierno quedaría en pie.
Hagamos la prueba. Sería injusto evaluar al gobierno de Alfonsín sólo hablando de la ley de punto final; o al de Perón (cualquiera de los tres) a la luz del orden fascista que le impuso a los sindicatos; o al de Castro por defender la dependencia a la URSS; o al de Me(n)em por haber eliminado la colimba.
Los gobiernos son procesos complejos, históricos; y toda medida debe ser juzgada en relación al conjunto, a la dirección en la que avanza cada modelo. Y esto es así para bien y para mal, porque cuando una medida desentona con el modelo se nota mucho y es difícil de maquillar (el nombramiento de Milani o la amistad con los gordos/garcas de la CGT son ejemplos de esto en el gobierno nacional).
Una medida equivocada no implica el fin de un gobierno. Plantearlo así es ser necio, querer  manipular la opinión pública o perseguir intereses destituyentes. Una medida en sí misma no mueve la aguja. Muchos de los que hoy cuestionan al Estado por no intervenir en contra de las empresas de electricidad eran los que exigían no hace mucho que se las privatizara y que se las dejara "en libertad". El tema central no son las medidas sino los modelos. La batalla silenciosa se da por los caminos, por la dirección tomada. También, claro está, dentro de cada modelo hay cosas a corregir y traidores o mercaderes a expulsar. Tapar esto puede llevar a desvirtuar el camino y atentar desde adentro. Podriamos decir que la camiseta se debe lavar cada vez que se mancha, pero nunca se cambia...bueno algunos sí, pero esos no cuentan.
DON CHICHO

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