lunes, 7 de mayo de 2012

Clarín miente y el relato oficial


“Las ideas no se matan” dijo alguien, quizás Sarmiento, alguna vez.  Y está muy bien esa frase. La cuestión es que fue dicha en épocas en que a las ideas, y a los ideólogos los mataban literalmente; épocas en que las espadas y los fusiles acallaban voces que osaban diferenciarse del discurso del Poder. Hoy, en las democracias occidentales, las armas ya no son necesarias, existen los medios de comunicación. El discurso único se viste con ropas de la verdad de la prensa libre, de lo que quiere ver la gente, de realidad incuestionable y sale a meterse violentamente y sin resistencia a cada hogar, a cada cabeza, a cada corazón. Nos decimos democráticos, plurales y no sé cuántas cosas más y denostamos o ninguneamos a los que opinan diferente a nosotros. Decimos que mienten, que usan un relato paralelo, que distorsionan la realidad, que adulteran la historia… Y este procedimiento, que tiene que ver con la inseguridad, con el miedo, con la poca confianza a la idea propia, a la ideología que cada quién defiende; no es de ningún sector en particular, se hace presente en el oficialismo, en la oposición, en los que están en el medio y en los que miran de afuera. Los fanáticos de la idea única pululan en todos los ámbitos, en todos los partidos políticos, en todas las ideologías. Silenciar el accionar de los concesionarios de los trenes por temor a que alguna crítica a la no “expropiación” del servicio ferroviario debilite al gobierno nacional; Silenciar el desinterés manifiesto del gobierno de Macri por el bienestar integral de la ciudad de Buenos Aires porque puede sonar a defensa del gobierno nacional, no ver la viga en el ojo propio mientras se hacen editoriales sobre la paja en el ajeno…todo esto y los miles de otros ejemplos es querer imponer la lógica de la idea única, es no autorizar que el pueblo se permita pensar. Permítanme ser blasfemo, cosa que me encanta, que para eso mantengo mi propio espacio de expresión junto a Don Cosme con mucho esfuerzo: eso de que para un peronista no hay nada mejor que otro peronista siempre me pareció bastante fascista. Supongo que en el momento que fue dicha se intentaba forjar un movimiento, por lo que la unidad y el amasijo, eran necesarios; pero hoy me suena muy mal. Si realmente queremos romper las cadenas del discurso dominante debemos ser extremos en la búsqueda de la democracia participativa, defensores militantes de la diversidad, para poder defender sin tantos miedos nuestras ideas y poder generalizarlas genuinamente. Además, de nada sirve sostenerse en la lógica del blanco o negro, porque de ese modo todo es igual. Y no creo que  todo sea igual. Silenciar la corrupción de un funcionario menor para que no “ataquen” al gobierno no puede valer lo mismo que defender abiertamente la subordinación de las políticas nacionales a las decisiones de los gobiernos de las potencias mundiales. Mucha gente, al ver la prensa oficialista y la prensa opositora, se traga el sapo de que es lo mismo. Ah! Vos criticás a Clarín porque dice que lo de la nacionalización de YPF está mal porque sos oficialista, así como los de Clarín te critican a vos por callar el caso Jaime…Y no tiene que ser lo mismo. Porque si es lo mismo se consolida la idea de que así como ciertos escribas cobran o reciben dádivas por decir tal o cual cosa, nosotros cobramos por opinar tal otra. ¿Saben la cantidad de veces que me han dicho que cobraba por defender una política de este gobierno? Muchas. Así como me han dicho traidor o que juego para la oposición cuando no he estado de acuerdo con algo…Una locura, porque de ser así la cosa mi opinión no vale nada, mi independencia y mi libertad son puras palabras vacías, porque o soy un boludo que dice lo que alguien le dice que diga (oposición estúpida), o debería serlo (oficialismo estúpido).
Sostengo, como sabrán los que leen este espacio desde hace un tiempo, que todo periodismo es militante, que no existe la objetividad, porque escribimos con el alma y con las tripas; y también sostengo que la militancia implica un compromiso, pero no  con el ñato que se dice líder de un espacio político, sino con una idea, con una ética, con un camino y una forma de hacer las cosas, y eso implica pensar, estar atento, ser autónomo, y no ser fiel cual perro bueno y repetir lo que alguien decide que debe decirse convenga a quien convenga.
Esa es la prensa libre…la que pocos tienen los huevos para hacer.
DON CHICHO

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