Las asignaciones
familiares o el salario escolar o como quieran llamarlo en las charlas
cotidianas, son un derecho específico
que los chicos tienen ante el Estado.
Por estos días la CGT, de
la mano de Moyano, está reclamando, entre otras cosas, que estas asignaciones
sean universales y no dependan de los vaivenes de los sueldos de los padres.
Porque la cosa es así, les cuento a los que no saben de qué va lo que ahora les
cuento, cuando el padre que cobra la asignación familiar, de mano de la Anses,
recibe un sueldo que supera un tope establecido por ley, va desde 4000 a 5200
pesos, cada gremio tiene el suyo propio, no cobra la asignación por hijo. Ante
esto se me ocurren dos cosas: estamos ante un impuesto al salario, y se violan
derechos inalienables de los menores de las familias, sobretodo, de los
trabajadores. Estuve pensando por qué se podía haber impuesto la medida
restrictiva, y se me ocurre que quizás se deba a sostener la idea de que a las
personas que reciben grandes salarios no les es necesaria la asignación y al no
dársela el Estado se ahorra ese dinero y puede redireccionarlo. No creo que
esto sea correcto, si me permiten opinar. Un
derecho de este tipo no puede sustraerse. Con estas medidas, se corre el
riesgo de que familias proletarias no reciban algunos meses el derecho, por
haber realizado horas extras, por ejemplo. Debería ajustarse las cuentas de
otra forma con los sectores más pudientes. Un
derecho de este tipo debe ser universal, sino se transforma en un
privilegio para algunos ya que muchísimos trabajadores quedan por fuera, o
peor, se transforma en una clara tasa impuesta al salario.
DON CHICHO
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