La maquinaria de Ideas del Sur se
presenta muy simple: se crea o se presenta un personaje y se lo comienza a
justificar y a apuntalar desde todos sus programas, el buque insignia,
Showmatch, y todos los buquecitos de la tarde, la mañana y la noche. Se exprime
fuertemente estos productos hasta
dejarlos secos. Y así hasta el infinito uno tras otro. En este algoritmo
televisivo se explica el “fenómeno” Clan
Caniggia. No considero que sea criticable de por sí esto que pasa en el
programa más visto de la tele: una
familia real que viste ropas de una familia virtual, funcional a la ficción
que se armó para vender alfajores, estufas e ilusiones. Con mayor o menor
brillo artístico, Mariana, Charlote y Alexander, se brindan complacidos a vivir
aquellas vidas que los que los miran por la tele creen que tienen y que merecen
ser vistas. Los familiares del hijo del
viento no tienen la culpa de nada, cada uno labura de lo que puede, y en
estos tiempos de crisis en España, un empleo familiar en Argentina con
excelentes sueldos no debe despreciarse. Pero se los critica. A Mariana por
frívola, a Charlote por frívola e ignorante, y a Alexander por frívolo,
ignorante y ser más seco que un palo. El otro día escuchaba al muñeco Andino
que horrorizado decía que en este país en el que muchos chicos llegan a comer
con lo justo, y en el que faltan muchas cosas, es desgarrador que una nena
tonta diga que se baña con yampein y
que el otro nabín diga que lo único que le importa sea la joda. Y como Andino
muchos: que la Nannis denigra a las mujeres, que Charlote hace apología de la
ignorancia, que pregonan la ley del menor esfuerzo, que afirman como si nada
que lo más importante es conseguir un tipo con guita que las mantenga…Y les
pegan, y los critican, porque son malos y crueles y van a pudrir los valores
sociales de nuestra querida república… Ahora bien, también están los defensores
a ultranza del bizarro`s way of life y
de las ideas del sur del nuevo Isidoro Cañones del espectáculo, que no se
cansan de repetir una frase que no se sabe bien por qué se presenta hoy como
una verdad incuestionable: al que no le
guste que cambie de canal, que eso es la libertad.
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Lo ideológico en las venas de la sociedad. |
Pasando en limpio: o la culpa la tienen los
infradotados familiares de Claudio Paul que se meten en nuestras casas a
devorarnos las pocas neuronas que nos quedan, o nosotros por dejarlos y no
cambiar de canal. Así, la cosa parece simple. Pero la realidad es otra que la
que muestra la epidermis de los medios. Al señor Andino y sus compinches
opinólogos les digo que desde hace muuuuuchos años en el programa de Tinelli se
cosifica a la mujer; se hacen chistes a expensas de los “diferentes” (no se
sabe bien a quiénes), ya sean lisiados, homosexuales, enanos, psicóticos u
oligofrénicos; se machaca con el imaginario de salvarse si se “engancha” a un
empresario poderoso; se pondera al calavera
que vive de joda, por sobre el que estudia y labura.; se ratifica la idea de
que el que tiene dinero o cierto poder puede decidir por sobre el laburo de
alguien y subirle o bajarle el pulgar sin tener la más puta idea de lo qué se
trata lo que juzga...En este sentido, los Caniggia son sólo uno más de la
lista. Y en relación al poder que tiene el control remoto, opino que no es
cierta esa afirmación. Más allá de que cada uno pueda elegir qué ver en la tele,
cada realizador debe hacerse responsable
del producto que ofrece en un medio público, y debe responder por él.
Directa o indirectamente, todo lo que dicen o hacen los Caniggia responde a un
guión elaborado por Ideas del Sur. En ese engaño es en el que no hay que caer;
los Caniggia y todos los demás participantes del show ejecutan una ficción. Lo
que es abrumadoramente real es la constante penetración ideológica, cual suero
que de a gotas nos inunda, de la que somos víctimas cada vez que miramos eso
que miran todos.
DON CHICHO
No entiendo porqué tanta espuma por la NADA más absoluta.
ResponderEliminarTODOS LOS CONTROLES REMOTOS tienen botoncitos que se usan para CAMBIAR de canal ó si la cosa se pone demasiado estúpida, APAGAR la tv.
Y creo que no queda mucho más para decir. Ahora, si a uno le apasiona ver esas huevadas, pues que se dé el gusto y no será culpa de nadie.
Saludos
Tilo, 71 años.