viernes, 20 de septiembre de 2013

Cristina, ¿dictadora o pusilánime?

Me aburro. Quizás por eso hace mucho que no escribo en este blog, más allá de la descarga libidinal que implica el twitter (@dosviejoschotos). Me aburro, mucho.
La discusión política, al menos la epidérmica, patina entre los márgenes de la mediocridad y el anecdotario. Yo soy bueno, ellos son malos; nosotros somos gente de honor, ella es una tirana, burra y ladina, Este parece ser el enunciado de las biblias de la discusión ideológica actual. Seño, fulanito no trajo la tarea; seño, menganito me mira mal; seño, sultanito no terminó y está hablando...
Me aburro. Creo que de un lado se acomodan a la mediocridad para navegar sin sobresaltos graves; para que los temas no sean otros, para que no los corran por izquierda. Y del otro lado, carecen de propuestas serias y, sobretodo, no piensan en correr a nadie por izquierda, ¡Dios nos libre!
Uno de los temas cruciales en los diarios de estos días, del que el gobierno, de algún modo, se hace cargo, es si el rumbo político cambió o no después de las PASO. Antes era una dictadora, cabezona, que no escuchaba a nadie. Ahora, escuchó el mensaje de la gente y cambió, clara señal de que está débil, de que su gobierno se cae a pedazos.
Lo hice porque yo quería, no porque vos me lo pediste, dicen algunos. Hacés lo que te pedí, pero ahora no lo quiero, dicen los otros.
Y mientras tanto, aburrido, espero que todos hablen sobre reparto real de la torta, impuesto a los ricos y a la timba, sobre salud y educación...
Un cambio rotundo y concreto requiere de un discurso rotundo y concreto. Hablando de pequeñeces, sólo viviremos pequeñeces.
DON CHICHO

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