miércoles, 28 de diciembre de 2011

MISERABLES

Avaricia, mezquindad, pecados capitales de una sociedad edificada sobre erróneos cimientos.
Después de tanta poética infructuosa vayamos al ejemplo que es lo importante. En una entidad pública (que guardaremos en secreto, porque no soy buchon al pedo y porque no aporta al caso que lo mencione) se realizó el habitual brindis de navidad con gran cantidad de empleados y autoridades petirnentes presentes. Además del brebaje navideño había unos exquisitos sándwich de pavita y lomito.
De pronto aparece el camión que contenía en su interior las cajas navideñas. Entonces todo cambió, la atención que se  estaba brindado a una banda de música y en mucha mayor medida a deglutir los sanguchitos trocó raudamente. Una gran Marea humana se abalanzó sobre el camión como si fuera el último acto de sus vidas.
Entonces, digo yo,  ¿hay necesidad de semejante espectáculo, de llegar primero (si hay para todos) de que  me dejen sin nada?.
Sumado a este caso que son todos empleados que viven cómodamente de sus trabajos.
¿Cuál es el móvil para pensar que no pueden quedarse afuera?, y en todo caso por qué desesperarse por lo que ni siquiera falta.
Partamos de esto hecho real y si nos reconocemos en diferentes situaciones cometiendo el mismo acto, por favor pensemos 10 segundos antes del impulso capitalista por excelencia. He dicho.
Don Cosme.

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