Casi siempre el patrioterismo le es muy útil a los negociados de los buitres. Rosa de Luxemburgo gritaba en las puertas de las fábricas que en las guerras los obreros de dos o más países luchaban entre ellos y daban su vida para resolver problemas particulares de sus patrones.
En los últimos días, los muchachos del clú están enfervorizados con la moda del piberío de lucir en remeras, pareos o camperas la bandera británica; “vergüenza debería darles, antipatriotas”, “¿por qué no se van a lavar copas a un pub inglés, cipayos”, y cosas por el estilo. Y encima en estos días, el gobierno de Cameron lo manda al principito arriba de un destructor…
No se puede ni jugar al mús con los muchachos, cada vez que alguien pide un whisky se le tiran al cuello: “imperialista”, “traidor a la patria”, “pedite una Quilmas que es argenta”…Siempre me dan ganas de decirles que en realidad es brasilera, y que el capital se caga en las nacionalidades, pero me callo y me río, ¿para qué jugar con la presión de los compañeros?
A veces me pregunto qué son las banderas, además de trapos de colores. Supongo que es una insignia que nos hace comunes como Nación, y que nos diferencia de otros. Pero, ¿comunes en qué nos hace? Y ¿en qué consisten las diferencias con los otros?
Dicen que las banderas sirvieron, originariamente, para identificar ejércitos en el campo de batalla, para saber a quién matar y a quién no. La bandera es un símbolo, representa algo, y, supuestamente, nos identifica como pueblo. ¿Pero, qué representa? “La argentinidad, don Chicho, qué cosas pregunta usted”, me gritaría don Nuno, pragmático y absolutista como ninguno. Me cuesta ese concepto, argentinidad, salvo que estemos hablando de mojones culturales (mate, asado, reunión de amigos, solidaridad, el fúlbo, la sangre caliente, y demás). Porque alguien de afuera podría relacionar a la celeste y blanca con el ejército patán y miserable de Mitre que destruyó al industrialmente floreciente imperio paraguayo a nombre de las conveniencias de ciertas potencias; o a la represión de Videla. ¿O no?
Los ingleses son piratas, ¿qué quiere decir esto? ¿Todos lo son?, ¿por el simple hecho de haber nacido en ese lugar de las islas británicas?, ¿Somos mejores si quemamos una bandera inglesa? ¿Somos enemigos naturales de los ingleses? Claro que no. Si creyéramos eso creeríamos que el gol de Maradona con la mano vengó la derrota de Malvinas (sólo decir esto otorga membresía al club de los idiotas). A “lo argentino” lo representa mucho más el segundo gol de Diego en ese partido: gambeta, desparpajo, fútbol atorrante. ¿O somos un país de tramposos, de carteristas de los poderosos?
¿Qué está quemando? |
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Es claro que el imperialismo de muchos gobiernos ingleses (y franceses, y españoles, y holandeses, y portugueses…) es condenable; como lo fue el colonialismo y la esclavitud, y lo es la invasión de países mientras se pisotean soberanías…pero pienso en el muchacho inglés, el que labura en la fábrica, se toma una cervecita en el pub mientras mira al Liverpool o al Chelsea y después a casa con la patrona… esa bandera, digo, si creemos en ellas, lo representa también a él, no solo a los gurkas. Con ese muchacho bien tomaría un whiscola, o dos; y con el garca argentino, o el que explota al trabajador en su fábrica de telas, o el sindicalista de carrera que goza el dinero y el poder que le chorea al obrero, no tomaría ni agua de pozo, aunque cante el himno y me diga que hashé, papá.
Nadie más que nosotros es responsable de nuestras desgracias.
Una cosa son las relaciones carnales, y otra movilizar organizaciones internacionales con reclamos dignos. Acciones políticas, no patrioterismo de estudiantina. Yo no fui como miles y miles de compatriotas, a la Plaza de Mayo a vivar a Galtieri porque se la medía con el Imperio. Prefiero acciones políticas, no espejitos de colores. Es más soberano y patriótico frenar la voracidad de la industria inglesa en nuestras costas y fortalecer la industria nacional, que mandar a morir pibes a una guerra (injusta, como todas). La dignidad nacional y la justicia social ya son banderas en sí mismas.
DON CHICHO
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