No me canso de repetir que la opinión pública, y el sentido común
apuntan siempre para la derecha; y ante cualquier hecho limítrofe, copa la parada e instala fácilmente la idea de que los derechos humanos, el correcto orden de las instituciones, el respeto al prójimo, los derechos de los otros y demás banderas de cierto progresismo son cuestiones románticas, de sociedades ideales, que no se condicen con la vida real. Porque esta vida real es dura, terrible, territorio liberado, una jungla en la que ganan los más fuertes. Y luego de que viera la luz pública la noticia del comunicador Etchecopar, estas ideas, contrarias de plano a las libertades individuales, y la función del Estado como garante de los derechos de la sociedad como colectivo, afloraron sin control. Lo que se escuchó, porque muchos medios dejaron decir, " ¿vos qué harías si se meten en tu casa?" "Estaban por violar a la hija embarazada...eran ellos o él, ¿vos qué harías?". Y siempre el enunciado es así, se comienza por una situación terriblemente límite y se cierra con una pregunta perversa sobre una decisión personal forzosa. Y uno puede contestar, claro, que sí, que no dudaría en matar si es para salvar la vida de un hijo; o elegir no contestar y ser tildado por esto como negador de un hecho real. Pero ¿para qué sirve entrar en estos angustiantes ejercicios? Para una sola cosa, reforzar la idea de que solo el más fuerte gana, que el Estado no sirve para nada o que solo ayuda a los delincuentes, y que nosotros debemos decidir sobre nuestra seguridad, nuestra economía, nuestros derechos y nuestras obligaciones, sin que nadie nos limite.
Porque la discusión no debe radicar en si está bien si tenemos armas en casa y las usamos cuando creemos que corresponde. El gobierno de EEUU se esfuerza desde hace mucho con sus series y sus películas en instalar el tema de la autodefensa (Brigada A es el ejemplo más claro), el objetivo, se me ocurre, es vender armas, y así agrandar aún más el mayor negocio del mundo; pero también persigue instalar o fortalecer una ideología política que busca instalar el individualismo, la no Nación el no Estado, porque a las empresas transnacionales les convienen individuos con plata que hagan lo que quieran sin intereses por el otro, no sociedades protegidas por derechos comunes.
Claro que se debe laburar en la seguridad del pueblo, en todos los frentes, y se debe castigar fuertemente a quienes maten o violen, eso no se discute. pero debe ser el Estado, a través de sus instituciones, de sus representantes, de nosotros como colectivo. Si cada uno hace lo que se le canta, y se cree con derecho a matar si se siente perjudicado, y no lo condenamos...estamos realmente jodidos.
DON CHICHO
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