Es costumbre que en La
Nación publiquen, de vez en cuando, en la tapa y en las páginas interiores,
notas relacionadas a la influencia de la genética en todo lo humano. La mayoría de las veces son informes bancados por
laboratorios, clínicas de neurociencia, o universidades privadas, nacionales o
extranjeras. Es así como la homosexualidad, la elección de una carrera, la
adicción a la cocaína, la elección de una pareja, el gusto por la música, y
demás deseos, elecciones y comportamientos humanos están determinados por la
presencia o no de tal o cual gen en el ADN de cada persona.
Esta teoría, avalada
quizás por lo científica y novedosa que se nos hace la genética, es sin embargo
extremadamente arcaica, deshistorizada y vaciada de significación social. En
los siglos 18 y 19 existían manuales que relacionaban la delincuencia con los
distintos tipos de narices, o la prosperidad con las distintas estaturas de las
personas, por ejemplo. El psicoanálisis y las teorías antropológicas
históricas, a principio del siglo 20, rompieron con este determinismo radical que dejaba lo histórico y lo subjetivo fuera
de toda elección. La realidad se construye, esto lo dice Freud en los primeros
1900. es por esto que la determinación de algo subjetivo o social a partir de
un gen, se presenta heredera de las teorías previas al psicoanálisis y la
medicina social.
La semana pasada, La
Nación redobló la apuesta y publicó un informe en el que utilizando ideas de
los científicos de Nueva Cork, afirmaba que la ideología se encuentra presente
en el código genético de cada persona. Por esta razón, explicaban en el
informe, ante una misma noticia, una persona opinaba una cosa y otra lo
contrario.
Me quedo solo con eso. Es
asombroso el intento de ciertos sectores por seguir sosteniendo que la realidad
es objetiva y por ende solo existe una lectura correcta de ella. Sería muy
tranquilizador para esos sectores que la homosexualidad se deba a un gen, que
el de izquierda sea zurdito por un gen, o que el pobre sea pobre por un gen. Al
puto le meterían falopa para anular su malformación,
al zurdo lo declararían incapaz, y al
pobre lo dirían que la vida es una mierda y que no existe solución. Es la perfección del modelo de supremacía
racial nazi. Esta idea, que tratan de imponer como científica, es claramente
ideológica y busca invisibilizar la movilización social, la diversidad sexual,
lo político y lo social determinante de todo lo humano; y lo hace desde una
intención política e ideológica muy fuerte de dominación.
Mi gen de viejo choto me
dice que les diga que cuando Macri repite que él no es político sino
administrador, y desmerece a todo lo político, se transforma en un clarísimo
ejemplo de lo que trato de decir en estas líneas.
DON CHICHO
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