Fernando Lugo ya no es el
Presidente de Paraguay. Y tiene razón el señor Franco, el vice que ahora es
Presidente: la maniobra fue constitucional. Y, créanme, eso no quiere decir
nada, porque se trató, sin dudas, de un
golpe de estado pensado y ejecutado por sectores del poder político y económico
antagónicos ideológicamente a Lugo. Y digo que nada quiere
decir que haya sido constitucional porque constitucional también es que a nadie
le falte vivienda o alimentación desde hace decenas de años y eso lo decide la
política y los gobiernos y no su carácter constitucional (aunque debe estar
posibilitado constitucionalmente, claro).
Las razones claras y no
disimuladas que tuvo el golpe se vinculan a la orientación ideológica de las
políticas de Lugo. Aparecen detalladas en Clarín del viernes, anoten: El primer episodio que le imputan a Lugo
es haber permitido un acto de jóvenes socialistas sudamericanos en un predio
militar en 2009; el segundo fue en
febrero, cuando campesinos sin tierra ocuparon predios privados y generaron un “estado
de pánico” en la zona de Ñacunday; por último,
se le endilga, de una manera amplia, que nunca pudo desarrollar una política
eficaz para disminuir los niveles de delito y la inseguridad ciudadana. Con la reforma agraria como telón de fondo. El
tema es que no reprimía las ocupaciones de tierras de los paraguayos que
levantaban modestas viviendas en diminutas porciones de las inmensas extensiones
de tierra de los pocos terratenientes. Eso
es inseguridad en Paraguay en este
contexto. Además hay que decir que el nivel de inclusión del postergadísimo
campesinado paraguayo registró niveles de crecimiento nunca antes vistos. Por
esto es un golpe: sectores poderosos cortan un proceso democrático, expulsan,
usando mecanismos permitidos, pero justificaciones falaces y pueriles, a un
presidente elegido por la mayoría de paraguayos porque no defiende los
intereses de unos pocos, los mismos pocos de siempre.
Lo más interesante, para pensar
la política de nuestro país, son las ideas que esgrimieron los golpistas para
justificar su conducta antidemocrática:
“Tendencia autoritaria del mandatario”
“Tendencia autoritaria del mandatario”
“Crisis política y
económica autoinflingida”
“Ambición presidencial
desmedida”
“Intención de
perpetuarse en el Ejecutivo”
Ni más ni menos. ¿Les
suena? Los medios más vendidos de nuestra patria y la opinión pública, bien
podrían hablar de Cristina en estos términos…o de Evo…o de Chávez…o de Correa…o
de Vilma…o de Mujica…
Parece que los golpistas
nunca se van. Porque ya lo dijo Franco el sábado: “la iglesia se ha pronunciado en sentido favorable (al golpe), lo mismo
que los medios”. Y con eso parece alcanzar, ¿o no?
En Argentina fue vital
para profundizar la democracia empezar a cuestionar a los medios, desnudar sus
reales intereses. Este es un claro ejemplo. Los diarios más vendidos y ciertos
sectores políticos y cacerolísticos, hace un tiempo ya, insisten con querer
instalar que el gobierno nacional es autoritario, que no escucha, que no habla;
y además que sus políticas económicas generaron una crisis morena; y además,
claro, que tiene una ambición personal de perpetuación en el poder…Ustedes me
dirán si no se relaciona directamente con las razones esgrimidas por los
golpistas paraguayos o si es una tremenda coincidencia (de letra por letra). ¡Ah!
Antes de decírmelo recuerden que el asesor político de Franco y sus amigos es…Durán Barba. ¡Qué chico es el mundo,
carajo!
DON CHICHO
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