La mejor forma de destruir algo es vaciarlo de sentido.
La mejor forma de neutralizar a la política es presentarla como administración.
A ver, es mentira que la política puede no existir. La cuestión es dónde se la ubica. O está en el pueblo (ciudadanos y organizaciones sociales), o está del lado de las corporaciones (2 ó 3 grupos dueños del mango de la sartén). En la cosa colectiva, todo es política, todo el tiempo. Querrán los que no gustan de la participación popular y sí de la concreción de demandas corporativas o de planeamientos continentales de poderosos países/grupos hambrientos de mercados, que la política sea mera administración; y los políticos simples gerentes del barrido, la ornamentación de plazas, y el tapado de baches. Para estos señores, el proyecto de país, el desarrollo del bienestar de la población, el empleo y la salud, entre otras cosas, son temas de Mercado, no de la política. Cuando algún político habla de procurar avances y beneficios para la gente desde el Estado lo tildan rápidamente de populista. Porque un buen político, para ellos, no debe meterse en esas cosas. Y para intentar desanimar a quienes, cabezones, se sienten interesados en la política, les ofrecen ellos una versión vaciada de sentido; le ofrecen la cáscara, un globo relleno de nada. Toman una parte por el todo para desarticular cualquier opción real, y ofrecen así un partido político que no es más que una empresa, y sus militantes simples promotores. El PRO es una empresa de marketing, que no hace otra cosa que instalar en la sociedad la necesidad de ciertos trabajos a hacer y gestionar su realización. El gobierno macrista es un gran gestor. Y su identidad es también hija del marketing.
Me dejó sin reacción ver que varios de estos militantes/promotores del PRO de La Plata, muy sonrientes ellos, vestían este fin de semana remeras amarillas con la imagen del Che Guevara pero con la cara de Macri y una frase consagratoria: "Macri es revolución".
Como quieren alejar la política de la gente, la vacían de sentido. Y ese trabajo es tan potente y falto de escrúpulos que homologan, sin ponerse colorados, a Ernesto Guevara con Macri. Y no es que estén locos o sean orates, no, es que presentan una parte como el todo (la palabra revolución, que no indica ni izquierda ni derecha por si misma, les sirve para unirlos, y solo eso...) con el único objetivo de quitarle valor diferencial a todo. Es que de otra manera, un señor empresario que tan poca idea tiene de la cosa pública y de la realidad real, concreta, de millones de personas, puede llegar a ser presidente de la Nación. Cabe destacar igualmente, que aunque se presenten como apolíticos, son representantes muy fuertes de una ideología política clara. No invierten en salud. Desguazan la educación pública a favor de intereses privados. No quieren que la gente que vive por fuera de la CABA, aunque laburen y consuman dentro de ella, se atiendan en sus hospitales o tiren la basura en sus tachos. Quieren cortar, sin dar opciones, con todas las ayudas sociales y las redes de contención social. esto es política clara, e intenta ser revolucionaria, porque intenta revertir ciertas cuestiones impuestas por el gobierno nacional, y regresar así a administraciones anteriores y sobretodo abrir la puerta a los tecnócratas que, cuales pasteleros rigurosos, buscan implementar las recetas que intentan imponer las corporaciones globales.
DON CHICHO
Pd: Más allá de la ideología política, lo que más diferencia al Che de Macri (y de muchos que se dicen de izquierda y que detrás de banderas con la cara del Che, lo único que hacen es criticar sin meter las manos en la salsa), es que el rosarino hizo y no paró nunca de hacer. Los otros sólo hablan...a veces.
Impecable!!muy bueno realmente.
ResponderEliminarTa muy bien.
ResponderEliminarMuy bueno!! A estos de amarillo no hay que creerles "ni un tantito así"!Luz
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