sábado, 17 de marzo de 2012

¡Alerta, Trabas a la importación!

Doble página en Clarin del sábado bajo el título Trabas a la importación. Toca dos temas, la falta de prendas de vestir de primeras marcas (léase: multinacionales como Adidas, Nike, Wrangler, etc); y la escasez de salmón para hacer sushi.
En relación a la ropita, tan linda,  esas marcas, tanto el trabajo como los materiales y los impuestos, se pagan en los lugares de origen (sudeste asiático: cuasi-esclavitud de los obreros), acá venden a precio dólar. El que deja dinero en el país es el que mantiene el local y le paga a los 2 ó 3 empleados que tiene, ese que podría vender Nike o cualquier otra marca. Los que pierden con estas medidas son: las grandes marcas, y el ego esnob y tilingo de ciertos compradores argentinos.
Lo del sushi es algo bizarro, ¿o no?. Hasta gracioso. A los comedores de sushi, les pido que se tranquilicen, existen cientos de variedades de sushi que no llevan salmón; además  el mar argentino está lleno de especies marinas muy ricas, que nos aseguran el fósforo y el Omega 3, ¡bajen el pánico!
El otro día fui a comprar vasitos a un bazar. Elegí uno de la góndola y la vendedora me dijo "no, esos son franceses, no me quedan más, es culpa de Moreno". no sin sorpresa volví a acercarme a la góndola y agarré otro vasito, bastante similar al anterior en forma, precio y calidad. se lo mostré a la informada vendedora, quien me dijo con cara de asco "Ah, sí, ese es nacional, de ese sí hay".
Vieran ustedes qué lindos son mis vasitos made in Temperley...
DON CHICHO

1 comentario:

  1. Hay muchos estúpidos con berretines finolis que no saben ni siquiera dónde están parados.
    Anécdota:
    Alrededor de 1947, mi viejo trabajaba en Casa Escasany, una gran joyería, relojería y regalería desaparecida hace años. En una oportunidad, Mirta Legrand, joven estrellita del cine, entró a comprar un obsequio. Le ofrecieron un artículo de origen argentino y frunciendo la naríz preguntó si "no tenían algo importado". El vendedor le contestó: "Sra., con ese criterio nadie iría a ver sus películas...", y la Sra. se quejó a viva voz llamándole la atención al empleado que simplemente había dicho una verdad.
    Pasaron más de 60 años pero el grado de pelotudez de cierta "gente" no ha cambiado en lo más mínimo.

    Saludos
    Tilo, 70 años

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