“Se juega como se vive” reza un aforismo
futbolístico que busca trasladar la vida a la lógica del fútbol y a todo lo que
pasa en derredor de una pelota nº 5. No me encuentro en condiciones de asegurar
que ese dicho se de en todos los casos, no sé, el juego bonito brasilero tiene
claramente la alegría de la samba; pero de ahí en más… La cuestión es que
Lionel Messi me trae una vez más a escribir unas líneas en las que intentaré
mostrar cómo, para mi, la realidad argentina aparece de a ratos, como lluvia de
otoño, reflejada nítidamente en su mundo de la pelota.
Me cuesta creer que
alguien, en su sano juicio, no acepte que Messi es un jugador INCREIBLE, el
mejor de su generación y uno de los mejores de la historia. Y también me parece
increíble e incomprensible que esas mismas personas no logren DISFRUTAR de lo
que este petiso hace en una cancha. Me pregunto por qué muchos periodistas (u
opinadores, vio que actualmente la profesión está muy bastardeada) dicen cosas
como estas: “juega así porque está en el Barcelona, sino…” “En Europa no saben
marcar, acá no haría ni un gol”, “En la selección nunca hizo nada, le pesa la
camiseta”, “Sí, hace goles con la
selección, pero no juegan contra nadie, papá, lo quiero ver en un mundial…”. Me
pregunto también por qué mucha gente repite sin cambiar una coma lo que dicen
esos periodistas. Lejos estoy de dar respuestas a esas preguntas. Parece que no
quisieran que a Messi le fuera bien. Porque el rosarino hace goles, gana
partidos, bate récords, le mete tres a Brasil, juega siempre…pero nada les
alcanza. Su mayor arma es enredarlo en una comparación estúpida, por imposible,
con Maradona, y ampararse en ella. Parece que no quisieran que a la celeste y
blanca le fuera bien.
Se me ocurren dos posibles
causas para cuestionar a Messi y no disfrutar con su obra. La primera, se
relaciona con las ambiciones personales de los periodistas o de cualquiera de
sobresalir de llamar la atención, con una estrategia implementada por Neustad y
perfeccionada por Feimann y Fantino: oponerse
militantemente a lo incuestionable. Y si se trata de algo popular, mejor,
así hacemos más ruido. La segunda causa se relaciona con la primera: Ser un miserable.
DON CHICHO
PD: Ah, cierto, no aclaré
por qué esto que dije se relaciona con la realidad argentina. Bueno, che, tampoco es una metáfora muy rebuscada...
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